sábado, 15 de diciembre de 2012

No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento.

Oh, ¡cuántas veces al reír se llora! Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuando el rostro ríe. Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la paz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa. El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breve mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas.
Juan de Dios Peza

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